Los sueños de Hermes

Mi estimado Dioniso invitome a un impresionante θίασος para ver si me relajaba un poco, pues ya ni el néctar me sacia. Me siento halagado por tan gran honor y más cuando me ha permitido ir a su lado.

En este θίασος por las vías hispano-romanas los silenos llevaban una red con deliciosos francolines, que habían preparado ἐν τῷ μαγειρίῳ, mientras lanzaban insinuantes ofrecimientos a las Arpías y a la estruendosa Caribdis.

Una bacante, recién llegada de la Villa de la Olmeda, agitando la longeva túnica de Neso, encabezaba un nutrido grupo de ménades que, sin dejar de tapear, silbaban extasiadas al nuevo y apuesto Odiseo, mientras coqueteaban con los súbditos de Eolo. En su frenética danza ora cantaban ΤΙ ΠΟΙΕΙ Ο ΔΙΚΑΙΟΠΟΛΙΣ;, ora se entretenían con los Idus Octobres virtuales, ora mostraban a los presentes cómo usar una nueva herramienta educativa…

Justo detrás y a pocos pasos los sátiros, que se pasaban de unos a otros las utilidades educativas del google earth, mientras jugaban a localizar indómitos lugares con el google maps, planeaban cómo agujerear las paredes del primer museo arqueológico submarino… también tenían tiempo para contar míticos chismorreos a los asnos que sin apenas esfuerzo transportaban el Ars Oppositorum en una saca, mientras en la otra cuatro gradas del teatro de Tarraco…

Un pequeño niño de siete años llevaba en alto la imagen de Zeus, el lanzador de rayos, abriendo paso a una pléyade de profesores y profesoras cool que entre "variae res" lanzaban benévolos y latinos hechizos a los divertidos espectadores. A estos el mismo Baco les había cedido su carro tirado por panteras para llevar un buen puñado de nuevos blogs, que seguro ya sabían trabajar con imágenes de Flickr.

Cerrando este abrumador θίασος el sabio y conocido Chiron, junto a este dichoso Hermes, heraldo de la VI Jornada de Cultura Clásica de Sagunt, franqueaban el paso al popular Dioniso…

¡Evoé, evoé, evoé!