Los sueños de Hermes

Mañana Helios alumbrará los Idus de Mayo y con ellos las Mercuralia, fiesta en honor de mi advocación romana. Mañana Hermes concede cuantas peticiones realicen los clásicos mortales, aunque sed discretos, pues Zeus, según soplan los vientos, me controla más que a sus concubinas atenienses...

Acabadas ya las Lemuria y los fúnebres banquetes, permitidme empuñar el caduceo y mostraros cómo los discipuli discipulaeque, impregnados por el benigno laurel, ya no son los mismos ni cuando entran en una "taberna nova", ni cuando celebran a Baco, ni cuando emulan a Aristóteles o al mismísimo Hesiodo, ni cuando se dejan llevar por el juego y mucho menos cuando regresan de los talleres saguntinos. Maravillados tenéis a los olímpicos, pues no os son necesarias las súplicas y los suplicantes, ni las calumnias de los sicofantas para ganaros a los que han regresado de los Elíseos Campos, aunque nunca están de más los nuevos instrumentos para iluminar a los nescientes iuvenes con las teas de la cultura clásica o de la lengua helénica y que no se aplique a ellos el conocido "graecum est, non legitur" de los bárbaros gringos. Pues hasta otros dioses se vanaglorian de hablar la latina lingua, aunque sus ministros no puedan conscedire vehiculum temporis. Maravillados están de vuestros méritos y deméritos en las TIC y las clásicas o en las clásicas y las TIC.

Recordad que debéis purificaros en marmóreas bañeras antes de celebrar mi fiesta. Alejad de vosotros los encantos de las Gorgonas, el trágico destino de Edipo y su progenie o la enigmática muerte del Minotauro. Honrad en vuestras plegarias al joven Plinio, al impulsivo Ícaro y al bifróntico Ovidio. Pues ellos no han de sufrir a incultos senadores... ni tan siquiera en el epílogo de sus obras.

"...et ceterum censeo Theatrum Saguntinum non esse delendum."