Los sueños de Hermes

Espero, amados mortales, que disculpéis la premura de este escrito, y no penséis que hoy Hermes brilla por su ausencia, pero parece que "en llegando" la primavera todo ser dotado de vida recuerda lo que todavía no ha hecho y quiere hacer. Dioses y humanos solicitan mis servicios, tal es así que me habré de atiborrar de néctar, ambrosia y un buen ientaculum para ver los próximos Talleres de Cultura Clásica de Sagunt de este annum bissextum. Quizá mi hermana Fortuna me conceda un, dos, tres o cuatro esclavos como los que debe tener Atalanta, o me socorra con algún buen heraldo o un hábil Eufileto. O siguiendo sus caprichos me regale una pulsera Pandora, en la que pueda guardar para mi gozo estas curiosidades varias, la didáctica sapiencia de Mercedes Madrid, que también deleitará a los habitantes de la Bética, esta Caperula Rubra o el mito de los hombres esféricos. Caprichosa como es, intentaré que me otorgue una segunda pulsera para así poder llevar conmigo la familia lucentina, las maravillas de Palmyra o los curiosos automóviles troyanos.

Alguno dirá: "Hermes, ¿olvidas tu marsupium?". Ciertamente no, pero además de los correspondientes óbolos, ya está repleto de información. Pues ninguno llegáis a saber lo que ocupan 2000 años de Vía de la Plata,  las conferencias "Ser  mujer en Roma" o todas las armas de Grecia y Roma. Y en un rincón todavía me cabe este post sobre los Juegos Olímpicos en la Antigüedad o todo el monte Testaccio.

Por si todo ello fuera poco, el bueno de Dédalo me ha construido un artilugio en el que, esté donde esté, puedo ver cómo a veces no parece pasar el tiempo, y que en otras ocasiones se cumple aquello de que "todo llega, hasta internet en el aula", aunque todavía haya quien no sabe de TICs.

A ver si encuentro un escondrijo y puedo leer a Esquilo y Potter.

"...ceterum censeo Theatrum Saguntinum non esse delendum".